Por la señal de la Santa Cruz...
Señor mio, Jesucristo,
Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido;
propongo firmemente nunca más pecar,
apartarme de todas las ocaciones de ofenderos,confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera impuesta.
Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos,en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita,que los perdonareis, por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y me dareis gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro santo amor y servicio,hasta el fin de mi vida.
Amén.
ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS
LOS DÍAS
Soberana Virgen María, Reina de
los Ángeles, Emperatriz de los cielos, elegida Madre de Dios, concebida en
gracia, a quien rinden veneración todos los coros de los Ángeles y Santos del
cielo. A Ti me acerco para rogarte que, puesto que bajaste del cielo a la
tierra declarando que eres Madre de Merced y de las Misericordias, usa tu
piedad con este humilde devoto tuyo. Y para más obligarte, Madre de pecadores, consuelo
de los afligidos, socorro de todas las necesidades, me consagro una vez más a
ti, como esclavo y servidor tuyo. Dirígeme, encamíname y ampárame, Señora y
Madre mía, para que acierte a servirte y logre lo que en esta novena pido y
deseo, si es del agrado de tu precioso Hijo Jesús, que vive y reina con Dios
Padre, en unidad del Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos.
Amén
Rezar a continuación la oración
del día que corresponda:
DÍA PRIMERO
Señor, Dios Omnipotente y
Misericordioso, que así para librar a tu pueblo escogido de la esclavitud de
Egipto hablaste a Moisés en el monte Horeb, desde una zarza que ardía sin
consumirse, así mismo hablaste en Barcelona al Patriarca San Pedro Nolasco para
que rescatase a los cautivos cristianos, siendo la mensajera tu Santísima
Madre, la Virgen María, que bajó del cielo y desde el primer instante de su
vida fue como zarza milagrosa, pues jamás la tocó la llama de la culpa, ni
perdió la hermosura de la gracia, ni su original pureza; te ruego que por la
intercesión de la misma Santísima Madre tuya, no se abrase mi cuerpo en las llamas
de la impureza, ni se manche mi alma con el pecado de la sensualidad, para que,
a imitación de esta celestial Señora, exhale mi corazón fragancias de pureza.
Pídase la gracia que se desea
obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.
DÍA SEGUNDO
Rey soberano, Padre de
Misericordia y Dios de todo consuelo, que con la virtud de la vara de Moisés
diste a conocer al Faraón la eficacia de tu Divino Poder, pues con ella fue
quebrantada la dureza de aquel perverso corazón y consiguió la libertad tu
pueblo escogido; humildemente te rogamos, por la intercesión de la virgen
Santísima de la Merced, refrenes mis pasiones y ablandes la dureza de mi pobre
corazón, para que, logrando con tu gracia quebrantar las cadenas de mis culpas,
me vea libre de la esclavitud del pecado; y concediéndome la merced de tu
caridad y justicia, me des también el don de la perseverancia final, para
merecer y lograr la gloria eterna. Amén.
Pídase la gracia que se desea obtener.
Terminar con las oraciones finales para todos los días.
DÍA TERCERO
Poderosísimo Señor y Padre
compasivo que después de librarlos del cautiverio, diste a los israelitas una
columna de esperanza y consuelo, pues durante el día, en forma de nube los
defendía de los rayos y ardores del sol, y por la noche, en figura de fuego,
les iluminaba para librarlos de todo riesgo y peligro; humildemente te suplico
por mediación de María Santísima de la Merced, que consigamos vernos libres de
los rigores de tu justicia y merezcamos, por tu piedad, el fuego del divino
amor que abrase siempre nuestros corazones y sirva de luz que disipe las
sombras de nuestra ignorancia para que no perdamos nunca el camino del cielo.
Amén.
Pídase la gracia que se desea
obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.
DÍA CUARTO
¡Dulcísimo Jesús, Dios infinito,
hijo Unigénito de María!; pues manifestaste a los hombres que te es agradable
el título de la Merced con que veneramos a tu Santísima Madre: haz, Señor, que
experimentemos el Poder de este celestial nombre y singular devoción, y que la
Reina del cielo y tierra nos defienda del enemigo infernal y de todas sus
asechanzas y tentaciones, para que acertemos a servirte en esta vida y después
podamos cantarte himnos de alabanza por toda la eternidad. Amén.
Pídase la gracia que se desea
obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.
DÍA QUINTO
Clementísimo Señor, Padre amoroso
y benignísimo creador nuestro, somos pecadores y por ellos merecedores de
castigo en este mundo y en el otro, más por tu infinita misericordia, nos
concedes un refugio seguro en la protección de tu Santísima Madre; continúa
derramando sobre cuantos la veneramos como a Madre de Merced y Misericordia tus
divinas bendiciones, para que, libres de los peligros de este mundo, lleguemos
con su protección, al Puerto seguro de la Gloria. Amén.
Pídase la gracia que se desea
obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.
DÍA SEXTO
Señor, Dios de la Misericordia,
que por medio de la reina Esther libraste a los israelitas de la sentencia de
muerte dictada por Asuero; te rogamos, piadoso dueño de nuestras almas, que por
la intercesión de la Santísima Virgen María de la Merced, nos libres de la
muerte del pecado, concediéndonos la libertad de los Hijos de Dios y vivir en
gracia hasta que podamos gozar eternamente en la gloria. Amén.
Pídase la gracia que se desea
obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.
DÍA SÉPTIMO
Eterno y Omnipotente Dios, Padre,
Hijo y Espíritu Santo, que coronaste a la Santísima Virgen María de estrellas y
la vestiste de Gloria y Majestad, dándole poder contra todos nuestro enemigos;
te suplicamos con la mayor confianza, nos otorgues el favor de considerarnos
como devotos y esclavos de tan esclarecida Señora, pues la invocamos como Madre
de la Merced y Misericordia, para que así nos veamos libres de las asechanzas
del enemigo infernal ahora y en la hora de nuestra muerte y podamos conseguir
la Gloria eterna. Amén.
Pídase la gracia que se desea
obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.
DÍA OCTAVO
Amantísimo Dios y piadoso Señor,
que para librar del castigo de la muerte a tu siervo Nabal, dispusiste que
bajara del monte la prudente Abigail, para postrarse ante el Rey David; te
suplicamos rendidamente que por los ruegos de la hermosísima y prudente Virgen
María de la Merced, tu Madre, que bajó del monte de la gloria a la ciudad de
Barcelona para dar consuelo a todos los afligidos y libertad a los cautivos
cristianos, nos libres de todo peligro de cuerpo y alma y nos concedas entrada
segura en la gloria celestial. Amén.
Pídase la gracia que se desea
obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.
DÍA NOVENO
Dios y Señor de todo el Universo,
que compadecido de nuestras miserias te dignaste bajar a redimirnos de la
esclavitud del pecado haciéndote hombre en las purísimas entrañas de María; te
rogamos por ese infinito amor tuyo, que pues elegiste a la Virgen Madre tan
pura y tan misericordiosa, hagas que ella derrame sobre todos tus devotos la
lluvia de sus bondades, para que mereciendo subir por la senda de las virtudes,
logremos, por la intercesión de la virgen María de la Merced, gozar de la
Bienaventuranza Eterna, adorándote en tus moradas celestiales, donde vives y
reinas con el Padre y el Espíritu Santo, y eres Dios por los siglos de los
siglos. Amén.
Pídase la gracia que se desea
obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.
ORACIONES FINALES PARA TODOS LOS
DÍAS
Salutaciones. Yo te venero con
todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y
Santos del Paraíso, como Hija del Eterno Padre y te consagro mi alma con todas
sus potencias. Dios te salve, María...
Yo te venero con todo el corazón,
Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso,
como Madre de Dios Hijo y te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos. Dios te
salve, María...
Yo te venero con todo el corazón,
Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso,
como Esposa del Espíritu Santo y te consagro mi corazón con todos sus afectos,
pidiéndote que me obtengas de la santísima trinidad todos los medios y gracias
que necesito para mi salvación eterna. Dios te salve, María...
Oración. ¡Oh, Bendita Virgen María
de la Merced! ¿Quién podrá darte las debidas gracias y alabanzas por la
solicitud tan maternal con que siempre has atendido a todas las almas? ¿Qué
alabanzas podrá tributarte el frágil mortal que no haya aprendido de ti, Madre
mía?
Dígnate aceptar nuestras plegarias
que con todo fervor te dirigimos para agradecerte tantos y tan grandes favores
que hemos recibido de tu maternal bondad. Son pobres y desproporcionadas a tus
beneficios, pero no pongas tus ojos en ellos, piensa más bien que somos tus
hijos y que, como hijos muy amantes te las dirigimos. A recibirlas alcánzanos
el perdón de nuestros pecados y redímenos del castigo por ellos tenemos
merecido. Escucha propicia nuestras plegarias y haz que consigamos la dicha
eterna.
Recibe nuestras ofrendas, accede a
nuestras súplicas, disculpa nuestras faltas, pues eres la única esperanza de
los pecadores. Por tu intercesión ante tu Hijo esperamos el perdón de nuestros
pecados y en ti, oh Madre celestial, tenemos toda nuestra esperanza. Virgen
excelsa de la Merced; socorre a los desgraciados, fortalece a los débiles,
consuela a los tristes, ruega por nuestra Patria, intercede por el Papa, por
los Obispos, por los Sacerdotes, por los presos y sus familias; que
experimenten tu protección maternal todos cuantos se acerquen a ti con devoción
y confianza. Está siempre dispuesta a escuchar las oraciones de los que acuden
a tus plantas, de manera que vean siempre cumplidos sus deseos. Ruega sin cesar
por todo el pueblo cristiano tú, oh Virgen dichosa, que mereciste llevar en tus
entrañas purísimas al Redentor del mundo, que vive y reina por los siglos de
los siglos. Amén.
Letanía de alabanzas a la Virgen María de la Merced
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Santa María: R: Ruega por nosotros
Santa Madre de Dios
Hija elegida del Padre
Madre del Rey Jesucristo
Gloria del Espíritu Santo
Virgen consagrada a Dios
Virgen pobre y humilde
Virgen sencilla y obediente
Esclava del Señor
Asociada al Redentor
Madre nuestra
Llena de gracia
Plenitud de virtudes
Fruto escogido de la redención
Perfecta discípula de Cristo
Purísima imagen de la Iglesia
Mujer bienaventurada
Mujer de la nueva era
Alegría de Israel
Honor del género humano
Esplendor de le Iglesia
Madre de la entrega generosa
Madre de la esperanza
Madre de la fidelidad
Madre de la misericordia
Esperanza del cautivo
Fortaleza del que sufre
Auxilio del pecador
Alivio en los tiempos difíciles
Ejemplo de fortaleza
Abogada de la gracia
Ayuda del pueblo de Dios
Reina de la caridad
Reina de la paz
Reina del cielo
Reina del universo
Guía: Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Todos: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.
Oración: Prepara, Señor, nuestros corazones para escuchar tu palabra, a fin de que, a imitación de María, la acojamos en un corazón bueno y generoso y demos fruto con nuestra perseverancia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Salmo 90(89),3-4.5-6.12-13.14.17.
Tú haces que los hombres vuelvan al polvo,con sólo decirles: “Vuelvan, seres humanos”.
Porque mil años son ante tus ojos
como el día de ayer, que ya pasó,
como una vigilia de la noche.
Tú los arrebatas, y son como un sueño,
como la hierba que brota de mañana:
por la mañana brota y florece,
y por la tarde se seca y se marchita.
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que nuestro corazón alcance la sabiduría.
¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo...?
Ten compasión de tus servidores.
Sácianos en seguida con tu amor,
y cantaremos felices toda nuestra vida.
Que descienda hasta nosotros
la bondad del Señor;
que el Señor, nuestro Dios,
haga prosperar la obra de nuestras manos.
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