ORACIONES INICIALES Y FINALES
“Cantemos con devoción
a la que es de Dios sagrario.
Señora, por tu Rosario,
logre yo mi salvación.”
Gozos en alabanza de
María Santísima Nuestra Señora y de su Santo Rosario
Beato Fray Diego
Cantemos con devoción
A la que es de Dios Sagrario:
Señora, por tu Rosario,
Logre yo mi salvación.
Aquí la fe resplandece
Y la religión se ensalza,
Se abjura la secta falsa,
Y el dogma más resplandece:
El que así no lo creyese,
Es digno de corrección.
Es fuente del Paraíso
De que al mundo se deriva
De la gracia el agua viva
Para el remedio preciso:
El pecador que la quiso
Halló aquí su salvación.
Es el árbol de la vida,
El iris que vió Noé,
El símbolo de la Fe,
Del cielo escala y subida,
Es de la gracia perdida,
Medio de restauración.
Es la vara prodigiosa
De Moisés profeta santo:
Es vara de poder tanto
Que a Luzbel rinde y destroza,
Es la vara fructuosa
Del gran sacerdote Aarón.
Es un rosal misterioso
Llamado de Jericó,
La escala que Jacob vió
En sueño maravilloso,
Camino nada fragoso
Para la eterna mansión.
Escudo es de Josué
Contra el poder infernal
Y del pecado mortal
Remedio y así se ve
Que el Rosario siempre fue
Medio de reformación.
La zarza de Oreb mostraba
Del Rosario la virtud
Porque por él su salud
El mundo recuperaba:
Dios así nos preparaba
Un bien sin comparación.
Es la ciudad preparada
Por Dios para mi refugio
En donde hallase el refugio
De su ira exarcebada
Al alma aquí cobijada
Se dará indulto y perdón.
Es la torre guarnecida
De David, donde los fuertes,
Armados de varias suertes,
Ven su virtud defendida
Siempre aquí será vencida
La cabeza del dragón.
El Arbol representado
A Nabuco en su reposo,
Fue símbolo misterioso
Del Rosario, himno sagrado.
Por él bienaventurado
Puede ser cual ya otros son.
El Rosario bien rezado
Es remedio universal
En todo quebranto y mal
Para el hombre atribulado,
Señal de predestinado
Es tan santa ocupación.
A toda virtud excita
Rezar el Santo Rosario
Si este ejercicio diario
Con devoción se ejercita
Todo impedimento quita
De la santificación.
Todo aquel que con pecado
Ha gravado su conciencia,
Logrará hacer penitencia
Si el Rosario es aplicado:
El será en otro mudado
Dispondrá su obstinación.
Y si pecaste, ¡alma mía!
Y hallar quieres penitencia,
Busca luego la clemencia
De tu gran Reina María:
En su protección confía
Conseguir la contricción.
Que Dios ha de perdonarte
Ten por cierto, si a María,
Invocares con Fe pía
Tratando tu de enmendarte
Tu conseguirás salvarte
Si alcanzas su protección.
No te vencerá el pecado,
Ni sus fuertes tentaciones
Si en tan santas oraciones
Te hallaren ejercitado:
No tampoco el fuerte armado
Puesto en tal ocupación.
Aquel que el Ave María
Devotamente rezare
Y a la Virgen saludare
Con virtud y oración pía,
Del juicio en el gran día
No verá su perdición.
El justo, el angel y el santo
Con acorde melodía
A su Emperatriz María
Le alaban con este canto,
El cielo se alegra tanto
Con esta salutación.
Aquel que por su impiedad
De rezar deja el Rosario,
Es juzgado temerario
E incurre en grande maldad:
Por Ella el Dios de bondad
Le mira con adversión.
Todos, pues, con voluntad
El Rosario le recemos
Y con él siempre alabemos
A la Madre de Piedad:
Toda la Divinidad
Puso aquí su habitación.
Es remedio universal
El Rosario sacrosanto
De toda pena y quebranto
Y en todo peligro y mal:
Su virtud es tanta y tal
Que sana toda aflicción.
Sus misterios considera,
Si con fruto has de rezarlo,
Lo contrario es malograrlo,
O poco bien produjera,
Sin devoción verdadera,
No sirve esta invocación.
De Jesucristo la vida
El Rosario nos propone,
Y en eso a todos impone
Que es su imitación debida,
También es cosa sabida
Que es regla sin excepción.
En tres clases dividido
Estos misterios verás,
Y en ellos meditarás
Como fuimos redimidos:
Tus sentidos recogidos
Ten en su meditación.
En los misterios Gozosos
Hallarás alta doctrina,
Y de efectos una mina.
Los más tiernos y amorosos
Son los verdaderos gozos
En nosotros su fruición.
Si meditas con fervoro
Los Dolorosos misterios
Sacarás afectos serios
De compasión y dolor.
Por ellos tu Redentor
Te exige su imitación.
Todo el bien que de Dios viene
Con sus tesoros preciosos,
En los misterios Gloriosos
Hallarás que se contiene:
Medítalos cual conviene
Y en ellos pon tu afición.
Venid todos y alabemos
A nuestra Madre María,
Y en toda hora cada día
Devotos la veneremos:
Si así fuere, no dudemos
De su gran retribución.
A vuestros pies, gran Señora,
Tu pueblo favorecido,
Con afecto el más rendido
Postrado, humilde os adora
Para siempre desde ahora
Os pide la bendición.
Por tí benditos seamos,
Como humildes lo pedimos:
Y pues por Tí a Dios tuvimos,
Por Tí también le veamos:
Por vuestro medio esperamos
Verle en la Santa Sión.
Por tiempo y eternidad,
En la vida y en la muerte
Pongo en tus manos mi suerte,
Mi bien y felicidad:
Que me ampare tu bondad
Es toda mi petición.
Por tu Rosario Señora, logre yo mi salvación.
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Los Misterios Dolorosos
En petición
Dios te salve, Reina del Santísimo Rosario, mi Madre María, ¡A ti aclamo! A tus pies humildemente me arrodillo para ofrecerte una corona de rosas
cada rosa te recuerda un misterio santo.
¡Oh Reina y dispensadora de las gracias de Dios y Madre de todos los que te invocan! Tú no puedes mirar sobre mi ofrenda sin logran ver lo entrelazada
que está. Como tú recibes mi regalo, te pido que cuándo recibas mi súplica, que por tu generosidad me facilites el auxilio que con tanto ahínco y confiadamente busco.
En acción de gracias
Credo, Padre Nuestro, 3 Ave Marías, Gloria al Padre.
La agonía en el huerto
¡Oh dolorosísima Madre , meditando el misterio de la Agonía de Nuestro Señor en el Huerto, cuando en la gruta del Huerto de los Olivos, Jesús vio los pecados del mundo desarrollándose ante Él por Satanás, quien trató de disuadirlo del sacrificio que estaba a punto de hacer; cuando Su alma encoge de la vista, y su preciosa sangre que fluye por todos los poros de la visión de la tortura y la muerte a la que habría de someterse, de tus propios sufrimientos, querida Madre, los futuros sufrimientos de su Iglesia, y sus propios sufrimientos en el Santísimo Sacramento, clamó con angustia:
"¡Abba Padre si es posible, aparta de mi este !"; pero, de inmediato al resignarse a la voluntad de su Padre, Él oró: "No sea como yo quiero, sino como tú!"
Ruego humildemente: Padre Nuestro, 10 Ave Marías, Gloria al Padre.
Por la petición de la virtud de la renuncia a los apegos y vivir en Voluntad de Dios, humildemente pongo esta rosa blanca a tus pies.
La Flagelación
¡Oh dolorosísima Madre, meditmos en el Misterio de la Flagelación de Nuestro Señor, cuando por orden de Pilato, tu Divino Hijo, despojado de sus vestiduras y atado a un pilar, fue lacerado de pies a cabeza con azotes crueles y su carne desgarrada hasta que su cuerpo mortificado no podía soportar más.
Ruego humildemente: Padre Nuestro, 10 Ave Marías, Gloria al Padre.
Por la petición de la virtud de la Mortificación, humildemente pongo esta rosa blanca a tus pies.
La coronación de espinas
¡Oh dolorosísima Madre, meditamos el Misterio de la Coronación de espinas de Nuestro Señor, cuando los soldados, colocaron sobre su cabeza una corona de espinas, lo llenaron de golpes, insertando las espinas profundamente en su cabeza; en aquel momento, el soldado se arrodilló delante de Jesús y con adoración burlona gritó: "¡Salve, Rey de los Judíos!"
Ruego humildemente: Padre Nuestro, 10 Ave Marías, Gloria al Padre.
Por la petición de la virtud de la Humildad, humildemente pongo esta rosa blanca a tus pies.
Jesús con la Cruz a cuestas
¡Oh dolorosísima Madre, meditando en el Misterio de Jesús cargando la Cruz a cuestas, cuando con la pesada cruz de madera sobre sus hombros, tu divino Hijo fue arrastrado, débil y enfermo. Sin embargo, siguió paciente su camino al Calvario , a través de las calles, en medio de los insultos del pueblo ; cayendo a menudo, pero siguió exhortando a lo largo de los crueles golpes de sus verdugos.
Ruego humildemente: Padre Nuestro, 10 Ave Marías, Gloria al Padre.
Por la petición de la virtud de la Paciencia en la Adversidad humildemente pongo esta rosa blanca a tus pies.
La Crucifixión
¡Oh dolorosísima Madre , meditando el misterio de la Crucifixión, cuando después de haber sido despojado de sus vestiduras, tu divino Hijo fue clavado en la cruz, en la que después de tres horas de agonía indescriptible nuestro Señor murió, tiempo durante el cual Él suplicó perdón al Padre por sus enemigos.
Ruego humildemente: Padre Nuestro, 10 Ave Marías, Gloria al Padre.
Por la petición de la virtud del Amor a nuestros enemigos , humildemente pongo esta rosa blanca a tus pies.
COMUNIÓN ESPIRITUAL
Mi Jesús, realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar, ya que ahora no puedo recibirte bajo el velo sacramental, yo te ruego con un corazón lleno de amor y anhelo, puedas venir espiritualmente a mi alma a través del Corazón Inmaculado de Tu Madre Santísima, y quedarte conmigo para siempre.
“Tú en mí, y yo en ti, en el tiempo
y en la eternidad, en Nuestra Señora Santa María”
Petición
Dulce Madre María, te ofrezco esta comunión espiritual para unir mis ramos de flores en una guirnalda, la cual quiero colocar sobre tu frente. ¡Oh Madre mía! contempla con buenos ojos mi obsequio, y en tu amor obten para mí (especificar petición…..) Dios te salve, María,
En Acción de Gracias
Dulce Madre María, te ofrezco esta comunión espiritual para unir mis ramos de flores en una guirnalda, la cual quiero colocar sobre tu frente en acción de gracias por (especificar petición….) que conforme a tu amor has obtenido para mí. Dios te salve, María,
ORACION
¡Oh Dios! Cuyo unigénito Hijo, por su vida, muerte y resurrección, ha conseguido para nosotros la recompensa de la vida eterna; concedemos, te rogamos, que meditando en estos misterios del Santo Rosario de la Bienaventurada Virgen María, imitemos lo que contienen y obtengamos lo que prometen. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.
Que la divina asistencia permanezca siempre con nosotros. Y que las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz. Amén.
Virgen Santa, ante tu Niño amoroso, danos tu bendición a nosotros este día (noche). En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén
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