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lunes, 5 de octubre de 2020

GOZOS EN ALABANZA DE MARÍA SANTÍSIMA NUESTRA SEÑORA Y DE SU SANTO ROSARIO


 Beato Fray Diego 


Cantemos con devoción

A la que es de Dios Sagrario:

Señora, por tu Rosario,

Logre yo mi salvación.




Es fuente del Paraíso

De que al mundo se deriva

De la gracia el agua viva

Para el remedio preciso:

El pecador que la quiso

Halló aquí su salvación.













Es la ciudad preparada

Por Dios para mi refugio

En donde hallase el refugio

De su ira exarcebada

Al alma aquí cobijada

Se dará indulto y perdón.





Del Rosario, himno sagrado.

Por él bienaventurado

El Rosario bien rezado

Es remedio universal

En todo quebranto y mal

Para el hombre atribulado,

Es tan santa ocupación.


A toda virtud incita

Rezar el Santo Rosario

Si este ejercicio diario

Con devoción se ejercita

Todo impedimento quita

De la santificación.


Todo aquel que con pecado

Ha gravado su conciencia,

Logrará hacer penitencia

Si el Rosario es aplicado:

El será en otro mudado

Dispondrá su obstinación.

Y si pecaste, ¡alma mía!


Y hallar quieres penitencia,

Busca luego la clemencia

De tu gran Reina María:

En su protección confía



Que Dios ha de perdonarte

Ten por cierto, si a María,

Invocares con Fe pía

Tratando tu de enmendarte

Tu conseguirás salvarte

Si alcanzas su protección.


No te vencerá el pecado,

Ni sus fuertes tentaciones

Si en tan santas oraciones

Te hallaren ejercitado



Aquel que el Ave María

Devotamente rezare

Y a la Virgen saludare

Con virtud y oración pía,

Del juicio en el gran día

No verá su perdición.


El justo, el angel y el santo

Con acorde melodía

A su Emperatriz María

Le alaban con este canto,

El cielo se alegra tanto


Todos, pues, con voluntad

El Rosario le recemos

Y con él siempre alabemos

A la Madre de Piedad:

Toda la Divinidad

Puso aquí su habitación.


Es remedio universal

El Rosario sacrosanto

De toda pena y quebranto

Y en todo peligro y mal:

Su virtud es tanta y tal

Que sana toda aflicción.


Sus misterios considera,

Si con fruto has de rezarlo,

Lo contrario es malograrlo,

O poco bien produjera,

Sin devoción verdadera,

No sirve esta invocación.


De Jesucristo la vida

El Rosario nos propone,

Y en eso a todos impone

Que es su imitación debida,

También es cosa sabida

Que es regla sin excepción.



En tres clases dividido

Estos misterios verás,

Y en ellos meditarás

Como fuimos redimidos:

Tus sentidos recogidos

Ten en su meditación.



En los misterios Gozosos

Hallarás alta doctrina,

Y de efectos una mina.

Los más tiernos y amorosos

Son los verdaderos gozos



Si meditas con fervor

Los Dolorosos misterios

Sacarás afectos serios

De compasión y dolor.

Por ellos tu Redentor

Te exige su imitación.


Todo el bien que de Dios viene

Con sus tesoros preciosos,

En los misterios Gloriosos

Hallarás que se contiene:

Medítalos cual conviene

Y en ellos pon tu afición.


Venid todos y alabemos

A nuestra Madre María,

Y en toda hora cada día

Devotos la veneremos:

Si así fuere, no dudemos

De su gran retribución.


A vuestros pies, gran Señora,

Tu pueblo favorecido,

Con afecto el más rendido

Postrado, humilde os adora

Para siempre desde ahora

Os pide la bendición.


Por tí benditos seamos,

Como humildes lo pedimos:

Y pues por Tí a Dios tuvimos,

Por Tí también le veamos:

Por vuestro medio esperamos

Verle en la Salvación.


Por tiempo y eternidad,

En la vida y en la muerte

Pongo en tus manos mi vida,

Mi bien y felicidad:

Que me ampare tu bondad

Es toda mi petición.


Por tu Rosario Señora, logre yo mi salvación.



R. Virgen María, no hay quien se asemeje a ti entre las hijas de Jerusalén: tú eres la madre del Rey de los reyes, tú la señora de los ángeles, tú la reina de los cielos. * Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.

V. Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.

R. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.


Himno: RESPLANDECIENTE DE ALEGRÍA.


Resplandeciente de alegría,

amargo mar de los pesares,

vestida de gracia y de gloria,

te cantamos, oh Virgen María.

Gozosa cuando a Dios concibes,

cuando anhelante das el fruto,

cuando lo ofreces y lo pierdes,

al Hijo, que es la luz del mundo.

Salve, primera de los mártires,

en el dolor de tu martirio;

tu corazón supo de espinas.

tu alma de cruces y de lirios.

Reina de gloria refulgente,

Madre fecunda de la Iglesia,

cuando las llamas del Paráclito

del mundo ardieron las tristezas.

Recoged las Aves Marías

para un rosario de azucenas;

cantad a María alabanzas,

que es Madre de eterna belleza. Amén.



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