Beato Fray Diego
Cantemos con devoción
A la que es de Dios Sagrario:
Señora, por tu Rosario,
Logre yo mi salvación.
Es fuente del Paraíso
De que al mundo se deriva
De la gracia el agua viva
Para el remedio preciso:
El pecador que la quiso
Halló aquí su salvación.
Es la ciudad preparada
Por Dios para mi refugio
En donde hallase el refugio
De su ira exarcebada
Al alma aquí cobijada
Se dará indulto y perdón.
Del Rosario, himno sagrado.
Por él bienaventurado
El Rosario bien rezado
Es remedio universal
En todo quebranto y mal
Para el hombre atribulado,
Es tan santa ocupación.
A toda virtud incita
Rezar el Santo Rosario
Si este ejercicio diario
Con devoción se ejercita
Todo impedimento quita
De la santificación.
Todo aquel que con pecado
Ha gravado su conciencia,
Logrará hacer penitencia
Si el Rosario es aplicado:
El será en otro mudado
Dispondrá su obstinación.
Y si pecaste, ¡alma mía!
Y hallar quieres penitencia,
Busca luego la clemencia
De tu gran Reina María:
En su protección confía
Que Dios ha de perdonarte
Ten por cierto, si a María,
Invocares con Fe pía
Tratando tu de enmendarte
Tu conseguirás salvarte
Si alcanzas su protección.
No te vencerá el pecado,
Ni sus fuertes tentaciones
Si en tan santas oraciones
Te hallaren ejercitado
Aquel que el Ave María
Devotamente rezare
Y a la Virgen saludare
Con virtud y oración pía,
Del juicio en el gran día
No verá su perdición.
El justo, el angel y el santo
Con acorde melodía
A su Emperatriz María
Le alaban con este canto,
El cielo se alegra tanto
Todos, pues, con voluntad
El Rosario le recemos
Y con él siempre alabemos
A la Madre de Piedad:
Toda la Divinidad
Puso aquí su habitación.
Es remedio universal
El Rosario sacrosanto
De toda pena y quebranto
Y en todo peligro y mal:
Su virtud es tanta y tal
Que sana toda aflicción.
Sus misterios considera,
Si con fruto has de rezarlo,
Lo contrario es malograrlo,
O poco bien produjera,
Sin devoción verdadera,
No sirve esta invocación.
De Jesucristo la vida
El Rosario nos propone,
Y en eso a todos impone
Que es su imitación debida,
También es cosa sabida
Que es regla sin excepción.
En tres clases dividido
Estos misterios verás,
Y en ellos meditarás
Como fuimos redimidos:
Tus sentidos recogidos
Ten en su meditación.
En los misterios Gozosos
Hallarás alta doctrina,
Y de efectos una mina.
Los más tiernos y amorosos
Son los verdaderos gozos
Si meditas con fervor
Los Dolorosos misterios
Sacarás afectos serios
De compasión y dolor.
Por ellos tu Redentor
Te exige su imitación.
Todo el bien que de Dios viene
Con sus tesoros preciosos,
En los misterios Gloriosos
Hallarás que se contiene:
Medítalos cual conviene
Y en ellos pon tu afición.
Venid todos y alabemos
A nuestra Madre María,
Y en toda hora cada día
Devotos la veneremos:
Si así fuere, no dudemos
De su gran retribución.
A vuestros pies, gran Señora,
Tu pueblo favorecido,
Con afecto el más rendido
Postrado, humilde os adora
Para siempre desde ahora
Os pide la bendición.
Por tí benditos seamos,
Como humildes lo pedimos:
Y pues por Tí a Dios tuvimos,
Por Tí también le veamos:
Por vuestro medio esperamos
Verle en la Salvación.
Por tiempo y eternidad,
En la vida y en la muerte
Pongo en tus manos mi vida,
Mi bien y felicidad:
Que me ampare tu bondad
Es toda mi petición.
Por tu Rosario Señora, logre yo mi salvación.
R. Virgen María, no hay quien se asemeje a ti entre las hijas de Jerusalén: tú eres la madre del Rey de los reyes, tú la señora de los ángeles, tú la reina de los cielos. * Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
V. Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.
R. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
Himno: RESPLANDECIENTE DE ALEGRÍA.
Resplandeciente de alegría,
amargo mar de los pesares,
vestida de gracia y de gloria,
te cantamos, oh Virgen María.
Gozosa cuando a Dios concibes,
cuando anhelante das el fruto,
cuando lo ofreces y lo pierdes,
al Hijo, que es la luz del mundo.
Salve, primera de los mártires,
en el dolor de tu martirio;
tu corazón supo de espinas.
tu alma de cruces y de lirios.
Reina de gloria refulgente,
Madre fecunda de la Iglesia,
cuando las llamas del Paráclito
del mundo ardieron las tristezas.
Recoged las Aves Marías
para un rosario de azucenas;
cantad a María alabanzas,
que es Madre de eterna belleza. Amén.
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